El Chancho Lorenzo

Hace ya muchos años, varios de los que no vivimos en Puerto Montt quedamos sorprendidos por la aparición de un chanchito en el arco norte del estadio Chinquihue. Tras descartar cualquier relación de Pink Floyd con el club, nos fuimos enterando que era propaganda de Cecinas Llanquihue, que su nombre era Lorenzo, en memoria del fundador de la empresa, Herr Mödinger. Que había sido utilizado para un carro alegórico en la semana de aniversario de la localidad y luego instalado al costado de la cancha. Incluso un portomontino nos contó que cada vez que el equipo local se perdía un gol, Lorenzo movía la cabeza como pensando “puta los hueones malos…” pero esto sólo podía ser visto por quienes fueran puros de alma.
Diecinueve años duró el chanchito, hasta que ocurrieron dos eventos nefastos para Lorenzo. Primero, la irrupción de las salmoneras. Deportes Puerto Montt dejó de ser el equipo de los “delfines”, para, por decreto, pasar a llamarse “salmones”, y entrar acompañados a la cancha de un patético engendro llamado Salmonix, algo así como el Jar-Jar Binks de las mascotas deportivas. El segundo hecho fue la remodelación del estadio en el 2009. Lorenzo fue retirado y guardado en las bodegas de Cecinas Llanquihue. Para la reinauguración, en 2010, el chanchito no estaba. Incluso durante un tiempo la municipalidad intentó reemplazarlo, colocando un impresentable basurero con ojos y boca, propaganda de la empresa Gestión Ambiente.
Luego vinieron una serie de cruces de declaraciones entre Rabindranath y Cecinas Llanquihue, que la empresa estaba dispuesta a devolver el chancho, que la municipalidad lo recibía feliz pero que pusieran lucas, etcétera. Hubo tímidas campañas por internet, en el intertanto Lorenzo se salvó de un incendio… y aún esperamos su retorno.


Lorenzo no representa esa nosalgia apolillada del hinchismo de antaño, sino un recuerdo de lo que somos; maquetas mal hechas pero simpáticas, lo que nos dejaron los que se vinieron de das Vaterland. ¿Publicidad? Sí, pero ésta puede ser también patrimonio (como el Toro de Osborne en España o los letreros de Monarch y Champagne Valdivieso en Santiago), o recuerdos de tiempos idos (la camiseta de San Luis con la propaganda de Conservas Centauro o la de Colo Colo con Lada, campeón de la Libertadores). Ni memoria cercana nos van dejando.

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