Mi Bisabuela Feminista

 Es sabido que la Historia no la escriben solo los grandes próceres, sino que éstos van
acompañados de pequeños actos de gente anónima que dan curso a los grandes procesos
sociales. Al respecto, mi bisabuela fue una feminista aunque es probable que jamás lo
haya sabido. No fue una Amanda Labarca o Elena Caffarena, pero tuvo un estilo de vida
adelantado a su época.




Rosa Albina Guerrero era originaria de Limache y como muchos chilenos, su familia se
trasladó al norte de Chile a inicios del siglo XX para buscar trabajo en faenas
relacionadas con la explotación del salitre. En Tacna (en ese momento bajo ocupación
chilena) se casaría con Gualberto Miranda y tendrían una hija, Florencia. Hasta allí todo
normal y correcto. La historia comenzó cuando don Gualberto desaparece del mapa y
deja solas a esposa e hija. Al respecto circulan dos historias en nuestra familia: Que se
habría ido a la pampa a catear minas (en el más amplio sentido de la expresión), o que
se habría escapado siguiendo los encantos de una cantante de una compañía de
zarzuelas. No sabemos. El hecho es que abandonó a su familia.

Albina no se quedó de brazos cruzados esperando el apoyo económico de un príncipe
azul, o viviendo de la caridad de su familia. Dejó a su hija estudiando de interna en
Iquique, a cargo de su madre, y partió a buscar trabajo en la pampa. Debe haber sido
muy extraño ver a una mujer separada circulando sola por las salitreras.





En una de esas vueltas, se empleó tocando piano en una suerte de club social de alguna
oficina. Allí conoció a Pedro Gaviño, un administrativo del lugar y comenzaron una
relación. Para mayor escándalo, este caballero ya era padre soltero, tenía un hijo en
Iquique pero la madre no le permitía visitarlo. De esta relación moralmente cuestionable
(para los cánones de la época) nació mi abuela, Dolores. Por unos años esta familia
circuló por la pampa del salitre hasta que en 1914 don Pedro muere. Mi bisabuela
nuevamente queda sola. Pero ya sabemos que Albina no era una mujer que se quedara
sentada llorando. Envía a Dolores a estudiar a La Serena, a cargo de la familia de su
fallecida pareja mientras ella comienza a trabajar como profesora normalista en Zapiga
y otras localidades de la provincia de Tarapacá.

¿Fin de la historia? No. Tiempo después recibe una carta de su hija Dolores: Que la
familia en La Serena no la quiere, se siente despreciada (quizá por ser huacha), que está
sufriendo. A Albina no le vienen con tonteras. Toma el primer barco desde Iquique y en
una magistral operación rescata a su hija: La recoge al salir de su casa rumbo al colegio,
la disfraza de varón y se suben en otro navío de vuelta al norte. Cuando quienes la
acogían comienzan a buscarla, nadie ha visto a una niña con su descripción. Ya en
Iquique, mi bisabuela les envía una carta informándoles la situación.

Sin ser feminista (ni siquiera sabemos si tenía alguna tendencia política), Albina sabe
que la mujer debe estudiar y trabajar para poder surgir y no ser un mero accesorio del
hombre. Sacrifica su maternidad alejándose de sus hijas para proseguir con su trabajo de
profesora, y se ocupa que ellas se eduquen.

Creo que es en este punto de esta historia viene otra gran sorpresa: Reaparece
Gualberto, el marido desaparecido, y, de alguna manera, Albina lo perdona y se
reconcilian.

Resumiendo hasta acá: Mi bisabuela se casó, se separó, se fue a trabajar sola, se
emparejó con un hombre que ya era padre soltero, tuvieron una hija, la rescató, postergó
su rol tradicional de madre para trabajar, hizo que sus dos niñas terminaran el colegio y
se vuelve a unir con el marido que la abandonó. Para más remate, su madre también

había tenido hijos de dos distintas parejas, pero en este caso no hemos podido saber si
fue por viudez u otro motivo.Todo eso en una provincia de un país católico conservador
y un siglo atrás. Una libertina.

Pero acá tampoco han terminado sus aventuras. Albina envía a sus hijas al sur a
terminar las Humanidades (la secundaria de esa época) y en la década de 1930 se
establece a trabajar, siempre como profesora, en Mamiña, una localidad al interior de
Iquique. Allí se convierte en una autoridad casi al nivel de un alcalde y, entre otras
cosas, trae una radio, crea una banda de música y logra que este poblado sea el primer
lugar de Chile libre de analfabetismo. Esto último aún hoy sería considerado una
hazaña.

La parte triste de este período es que la misión de Albina, además de enseñar, fue
“chilenizar” a la población de este territorio recién anexado al país. En Mamiña la gran
mayoría de sus habitantes eran (y son) de origen quechua y aymara, y les prohibió hacer
sus ritos y realizar sus celebraciones porque eran “cosas de peruanos y bolivianos”. Pero
este tema se escapa del objetivo de este artículo así que me limito a mencionarlo.

Su hija Dolores se ha quedado estudiando en Santiago, a cargo de una familia amiga, y
comienza a pololear con uno de los hijos. Al cabo de un tiempo, saliendo del colegio,
deciden casarse y le informan a Albina. Ésta, en vez de alegrarse de ver a su niñita
blanca y radiante camino al altar, se enfurece. Mandó a su hija a terminar el colegio y
seguir una carrera, no a ser una mantenida, y no asiste al matrimonio. En las fotos que
conservamos de esa ceremonia todos salen con una mirada severa y algo triste, quizá
por la ausencia de una de las suegras.



Sin embargo, tras el matrimonio, mi abuela Dolores hace caso a su madre y estudia para
profesora, lo mismo que su hermana Florencia. Albina termina sus años de servicio en
Mamiña y vuelve a su Limache natal, donde fallece varios años después. En su
homenaje, el centro de madres de Mamiña lleva su nombre.

Podemos concluir que mi bisabuela hizo lo que sintió en su momento sin detenerse en
convencionalismos. En parte gracias a lo que Albina demostró es que todas las mujeres
de nuestra familia hayan trabajado y a ninguna jamás se le pasó por la cabeza esperar al
príncipe azul que la mantuviera, o postergar proyectos profesionales por una abnegada
maternidad. Ella fue un ejemplo, seguido por varias, para acompañar un gran cambio
social que hasta el día de hoy es resistido por muchos.

Publicado en lassimones.org en mayo de 2016.

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