La Champions es un torneo para debiluchos

Mucho Barça, mucho Manchester pero me quedo con mi vieja y querida copa Libertadores.
Me quedo con partidos en canchas espantosas llenas de hoyos, estadios con rejas porque por la menor fisura los hinchas invaden la cancha y no a celebrar sino a acuchillar a los rivales, público donde el 95% son delincuentes con prontuario (incluyendo a las autoridades), donde para ganar de visita no sólo hay que ser mejor que el rival sino sobreponerse al ruido de las barras fuera del hotel, a que los dirigentes hagan entrar señoritas a las piezas para hacer mermar el rendimiento de los atletas y presiones de ese tipo.
Me quedo con árbitros descaradamente corruptos, con patadas impunes a la altura de la yugular y expulsiones injustas. Con provocaciones del rival y también de los referís.
Mucho Heineken pero jugar en Atenas, Londres o Munich no es muy distinto, le encargo a toda esa sarta de amanerados de la Champions que juegue un torneo de hombres donde, a parte de lo mencionado más arriba tienes que jugar con un calor infernal en Barranquilla o Guayaquil, frío polar en Santiago o sobre los dos mil metros en Quito, Bogotá o La Paz. En estadios donde verdaderamente no sabes si vas a salir vivo como La Bombonera, el Morumbí o el Centenario. Se las encargo a Cristiano Ronaldo, Beckham, Lampard, Henry o Raúl que más los ponen por sus caras lindas o presiones de auspiciadores que por como juegan. Yo me quedo con mis equipos tercermundistas, con goles feos de puntete pero que se gritan con el alma.

Publicado en Facebook en 2009

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