El Agente Topo: Algunas opiniones.
El cruce entre la realidad y la ficción en el cine ha sido experimentado con éxito anteriormente, ya sea a través de falsos documentales (Zelig, This is Spinal Tap, Holocausto Caníbal, El Proyecto de la Bruja Blair) u obras donde la ficción se entreteje con la realidad (en este momento recuerdo Memorias del Subdesarrollo y el documental chileno Santiago Blues, de Juan Francisco Vargas). Sin embargo, no es un terreno donde los cineastas suelen aventurarse, quizá por el recelo con el que se miran documentalistas y directores de ficción. Aunque, como dijo alguien por ahí, una película de ficción es un documental de sí misma. Pero ese es otro tema.
La obra de Maite Alberdi entra en esta "tierra de nadie" con astucia, presentándonos una historia donde un breve argumento da pie para un documental que nos muestra la vida al interior de un asilo de ancianos de la localidad de El Monte. A través de un aviso en un diario (impreso), se realiza una selección para reclutar un agente encubierto que debe infiltrarse en dicho establecimiento y descubrir un posible caso de maltrato. Las secuencias iniciales son las más livianas y graciosas, mostrándonos el conflicto de los adultos mayores con la tecnología y el recelo de los residentes del asilo para con el equipo de rodaje. Este comienzo ágil nos predispone positivamente para lo que verdaderamente nos quieren contar los realizadores.
Como toda obra audiovisual de interés, la historia nos ofrece muchas lecturas, miradas y aristas: Los cambios que ocurren en todo grupo humano al recibir un nuevo miembro, las relaciones humanas al interior del hogar, algunos aspectos de la vejez y, por supuesto, los descubrimientos del agente infiltrado.
La película conmueve por la delicadeza con la que se nos muestra el proceso de cada personaje, generalmente con planos estáticos, lo que nos permite centrarnos en el microcosmos del asilo. También resuelve con acierto el trato otorgado a quienes aparecen en pantalla, siempre respetando su dignidad y evitando truculencias o patetismos innecesarios, muy tentadores al tratar temas como este. Ayudan mucho los insertos de flores y figuras religiosas, que hacen de respiros dentro del relato.
El Agente Topo también tiene su mérito en la sinceridad en reflejar la vida de los personajes, sus personalidades, sus alegrías y tristezas, donde existe la pena, el amor, las esperanzas y la muerte, esta última exhibida no como un final lamentable sino como otro elemento más de la vida. Y es una película que además deja enseñanzas, permitiendo que la tercera edad hable con su voz y no a través de otros (lo que queda muy claro hacia el final).
En lo que respecta a la visualidad de la obra, destacan los tonos cálidos, pero no ilustrando un atardecer o el ocaso, sino la vida; estos colores, que fueron usados en exceso de manera muy molesta en el cine chileno de hace algunas décadas, ahora son manejados con acierto y sin estridencias.
¿Algún defecto? En lo personal, algunos momentos me hacían dudar si estaba frente a una puesta en escena o era algo real. Pero fue solo una sensación que no me afectó en la apreciación general de la obra.
Es una película muy agradable de ver, con una mirada positiva y esperanzadora.
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