Análisis de la fotografía de Cristina Dorador

 


Primero, el encuadre simétrico marcado por las verticales de pilares y banderas junto a las diagonales del techo está muy bien logrado. Siendo una composición simétrica no es aburrida porque no tiene un equilibrio perfecto.

Como en los grandes retratos colectivos, cada sujeto hace algo que aporta a un relato coherente. Están los camarógrafos, gente de corbata, uno que graba con celular, un grupo que exhibe fotos. Y todas sus acciones nos llevan al centro de la imagen.

Al centro, Bassa (Muy bien delineado por un contraluz) pone sus manos atrás y agacha su cabeza, lo que nos habla de un momento solemne pero también sugiere que se iguala y complementa con Loncón. Hombre-mujer, alto-bajo, winka-mapuche, gris-colorido.

Y el "punctum", el punto más llamativo para mí, es Loncón, que destaca por sus colores y recibe una luz verde que la hace parecer que brilla. Lo que nos sugiere sabiduría o un momento mágico.

Un detalle simpático es la mochila y las botellas de agua en el suelo, que nos hablan de la trastienda de la ceremonia.

Soy el Roland Barthes versión Acuenta.

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