Chepo y Eladio

A Eladio Rojas no le correspondía jugar el mundial de 1962. El titular de esa selección, y que jugó los amistosos previos, fue Alfonso “Chepo” Sepúlveda; que brillaba en el mediocampo del mítico Ballet Azul y no se cansaba de recuperar balones para los balazos de Leonel o los cabezazos de Campos.

Pero sucedió que en enero de 1962, la todopoderosa Universidad de Chile realizó una gira  a México para jugar amistosos con Guadalajara y Atlas. En estos partidos, Sepúlveda se lesiona. Meses antes del mundial, el entrenador de Chile, Fernando Riera, convoca a los universitarios Luis Eyzaguirre, Sergio Navarro, Carlos Contreras, Jaime Ramírez, Leonel Sánchez, Braulio Musso, Carlos Campos y Manuel Astorga, además del mismo Chepo. Al notar que no está completamente recuperado, Riera conversa con el mediocampista azul y éste, con toda honestidad, le confiesa que no se siente al cien por cien debido a su lesión y es marginado de la convocatoria.

El suplente considerado para esa eventualidad era el volante de Everton, Eladio Rojas. ¿Acá se acaba la historia? 

No.

Pocos días antes del mundial, Luis Eyzaguirre y el mismo Rojas son internados de urgencia y operados de apendicitis. ¿Quedaba fuera de carrera, entonces, Rojas? 

Tampoco.

Aquellos eran años viriles así que ambos jugadores, levantándose del quirófano, arrastrando las mangueras con suero y rogando porque nadie los haga reír, pisan el césped ese 30 de mayo de 1962 enfrentando a Suiza. Y lo de Rojas es sorprendente, aunque historia conocida: gana línea de fondo (cosa que aún hoy hacen pocos volantes de quite) para meter el pase de cabeza que Leonel Sánchez convertiría en el primer gol frente a los helvéticos; después marcaría el gol del triunfo frente a la URSS, saliendo del círculo central tras la partida luego del empate soviético y, por último, en el partido por el tercer puesto, cuando todo el equipo chileno se encontraba agotado por el cansancio acumulado a causa de los encuentros previos, Eladio se come la cancha en un despliegue que nada tendría que envidiarle a Arturo Vidal, pisando las dos áreas, quitando, desbordando y habilitando, hasta anotar el agónico gol del triunfo frente a Yugoslavia en una jugada que, por esas cosas del destino, empezó su compañero de hospital Luis Eyzaguirre.

Los laureles quedaron para Rojas, pero pocos recuerdan que todos los pronósticos decían que el hombre nacido en Tierra Amarilla no debía jugar ese mundial.

Cerraría esta columna con la cita de Borges sobre las casualidades, pero Solabarrieta la ha repetido ad nauseam así que aquí termino, rescatando al mediocampista olvidado, Alfonso “Chepo” Sepúlveda.


Publicado en Centrosport Radio, hace muchos años.


Comentarios

Entradas populares