El lenguaje rebelde
Hace muchos años, leyendo "Los pasos perdidos", me llamó la atención un pasaje en el que el protagonista se quejaba de que Mouche, su novia, estaba leyendo un relato lleno de groserías, que era visto como literatura rebelde o audaz para esa época. Yo no estuve de acuerdo y me parecía que el garabato era un arma rupturista para un país acartonado, una trizadura en el invernadero, una manchita en la impoluta sábana blanca que era el Chile oficial de la dictadura.
Cuando me dio por escribir cuentos me preocupé de usar un lenguaje "sin censura", que recurría a la grosería sin prejuicios. Esto además porque estaba muy influenciado por Roberto Fontanarrosa (hay por ahí un notable discurso de él acerca de las malas palabras) y José Miguel Varas, grandes maestros en el uso del garabato. Pero ese deseo de un destape y una liberación de los años de la Transición derivó en una naturalización del garabato, ya fuera en el cine, la literatura y la televisión (en cualquier franja horaria). Las palabras de grueso calibre (no me gusta esa expresión) ahora son parte del stablishment y no se concibe el habla chilena sin hacer referencia a cualquier parte que se ubique a la altura de la pelvis, incluyendo actividades y funciones asociadas, o sin cerrar cada frase con un "po wn" apenas mascullado. Y, la verdad, creo que empobrece el lenguaje más que enriquecerlo. Escuchemos grabaciones antiguas, de la época en que las malas palabras estaban marginadas del habla oficial y es notoria la mejor capacidad expresiva de nuestros compatriotas de entonces. No se maldecía en TV, en prensa ni delante de menores de edad. Ahora, voh dale.
Frente a esa situación me rebelo, o me re-rebelo. Me aburrí. ¿Se puede hablar en chileno sin recurrir a groserías? En mi opinión, sí. Uno de los desafíos que enfrenté al escribir mi novela "El robo del Niño" fue que los personajes hablaran en chileno (o peruano, pues aparecen algunos provenientes de las tierras del Rímac) sin recurrir al pobre truco fácil del garabato pero sin sonar falso ni cursi. ¿Lo logré? Hasta ahora no he recibido quejas.
Así que Rosa Espinoza, las Kalila y las Mojojojo podrían ser una excepción graciosa y no una regla.
Espero no estar sonando como un viejo de mierda.
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